El grafito tiene exactamente los mismos átomos que el diamante.
Por eso escribo a lápiz.
Por eso aprieto el lápiz haciendo fosos a mi castillo,
para darle vivienda digna a un puñado de cocodrilos
y trabajo a caballeros que manejan catapultas.
Mi recuerdo tiene la consistencia de una tiza rota.
Relleno cuadernos como vacío un corazón.
Estoy cosiendo un cuerpo lleno de nube,
de esa nube que llevamos pegada a la boca,
en invierno.
Llevo unas tijeras para cortar el aire
y hacerme paso
porque yo ya no soy un obstáculo.
Hoy no hay presidente que corte la cinta.
Está sentado en su despacho para la foto.
Alegremente paseo las huellas de todos los crímenes
contra ti contra mí contra todas las capitales.
Cuando nací ya estaba el mundo partido con regla.
Aprendíamos países, ríos, penínsulas...
Ortografía arbitraria como los nombres.
Reconquistas y glorias en la escala de los hombres.
Hoy decido cómo se llaman las cosas inmediatas.
Decido el límite de la frontera que todo lo funde.
No quiero jugar a las piedras, la tiza, las piedras,
el salto, y las piedras.
Porque si salto no toco suelo
y volar es otra cosa.