martes, 8 de febrero de 2011
Confieso que he matado burros con escopeta de perdigones.
Ha surgido un país de muerto de piscina.Es un hombre contento."Que luego flotas, que luego flotas",gritó una señora desde la orilla.Y todo se hizo montaña.Cambiamos de lugarporque el mundo estaba dentro de nuestras cabezas.Elegimos silencioy escribimos palabras de sal de piedra.Agotamos la salpara que no existiera la sed,ni pudiera vengarse.Y seguimos siendo,hambrientos.Nos comimos a los hombressin sal,para que no existiera el hambre.Mirábamos atrás a cada paso.Todo era estatuay nos pareció la misma mierda plástica de siempre.Derribamos la estatuapara que no existiera el artey pudiéramos así pensaren el Big Bangque surge de la pistola de un niño.
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1 comentario:
Muy buenas! Te acabo de oír en la jam de los Diablos azules en la retransmisión de Internet, y me ha gustado mucho este poema.
Un saludo!
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