Cuando tu sangre te contamine
déjala salir,
llénate de aire.
Cuando tu cabeza esté llena de ti
abre un hueco entre los tímpanos
y no la escuches.
Escribe.
Cuando tus huesos no te sostengan
rómpelos
sé músculo, cartílago,
articula un cuerpo ligero y llévalo lejos.
Cuando pidas ayuda
escóndete,
escóndete,
desvía todos los caminos
y pon la primera piedra.
Si tienes sed
vacía un río,
vacía un río,
riega con él tu desierto,
vuélvelo mar
o lago.
Atraviésalo,
encuentra el horizonte.
Mira ese lugar,
la línea no es un límite,
hay otra detrás,
y otra, y otra.
El horizonte avanza cuando tú avanzas.
1 comentario:
Cojonudo
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