martes, 13 de septiembre de 2011

Autonomía.

No hay pilar que me sustente
y me acusas de fragilidad.

Tú que al nacer me diste una casa
libre de primera piedra,
que al nacer me diste comida y hambre.
Envidiaste que creciera, humana,
distinta a ti, pobladora del silencio.

Soy el resto último
de la poda voluntaria
de tu triste y vacío tiempo.
Sé llenar, afianzarme en lo volátil
y caer al charco cuando me llamas.

Eres los Reyes Magos, el ratón recoge dientes,
la letra pequeña del empeño de mi alma,
desperdicio de la razón y de la escucha.
La piedra atada al pie
y caer al mar.

Pido para ti autonomía,
una isla en tus desiertos
que libere ese asfixiante cordón entre los vasos.

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