Foto: Saioa González
Has tocado el hueco agrio entre tus piernas.
Lo prohibido.
Amanece y rezas.
Tú, mujer cobarde
enseñas la bondad, a los niños la bondad.
El miedo a ser mujer en esta época.
El miedo a soltar la cuerda,
que lluevan ángeles para aplastar tu penitencia.
Poemas a los hombres que no te amarán nunca.
Poemas a los dioses que inventamos.
No hay placer bajo tus sábanas.
Esperas la vejez para ser madre de todas tus hermanas.
Romperás los hierros que te clausuran
por un instante.
Un temblor,
y tu aire fuera de la cárcel.
Solo culpa.
Te miran las imágenes de tus silencios.
Llueven ángeles.
1 comentario:
Brutal y hermoso el poema! Me encantó... :)
Abrazos!
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