He llegado hasta aquí.
Con el temor del parto de una madre
abierto el vientre y vuelto a grapar.
Con el ansia de apellido de la línea paterna
y sabiendo que no soy hombre.
He crecido hasta aquí.
Con las mentiras y las putas de mi abuelo.
Con las esperas de su esposa
barriendo el hospital
para pagar la cama en la que reventaban
las quemaduras de su hija quemada.
He vivido hasta aquí.
La hipocondria de otras cuantas madres,
el exceso de leche artificial
y el amor, a su suerte, el amor a su suerte.
He llegado.
Tras los hijos malogrados que escondió mi madre,
la gemela que nació cinco años tarde.
Tras las horas de trabajo y ambición
en dos negocios y dos cárceles.
Los paseos con extraños
amorosos mercenarios de mi mano;
y todo lo que no supe explicar
con una boca repleta de palabras.
He llegado.
Contenida en un cuerpo que reacciona como un río
ajeno a un cauce.
Los hombres apuntalándome creyéndome edificio.
Y yo soy la grieta.
Soy la grieta con el puente de madera y cuerdas,
la que da la mano al último suicida.
Condenada a entender el secreto del hielo
y a trasladar el peso de otros donde no pueda ser visto.
Aparentemente cuerda,
me esfuerzo en no matar.
He aprendido a manejar los cubiertos de ensalada,
a contar los dientes mientras escondo los cuchillos
y las madres parten carne con tijeras.
He llegado aquí.
Y hoy busco un paso que no contenga huellas.
7 comentarios:
Ya te lo dije ayer, me fascinó tu poema. Gracias, Bernat
bravo.
Tremendo!
Yo también te vi en este último Slam y flipé. Gracias, Silvia. Y gracias a tí también, Bernat, que lo tuyo del espejo fue muy grande.
La gorda
Poema épico. Terrible
Increíble.
Con dureza y precisión, como un diamante disparado en medio de la frente (Apocalypse Now).
El poema se sale.
¡Haces que esto merezca la pena, joder!
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