[por sus hijos.
Las familias deberían ser proscritas.
Prohibidos los muelles,
las marionetas, prohibidas.
Prohibido el malestar, el reproche,
la pregunta qué tal de las vecinas.
Prohibido amamantar,
el matrimonio y su frustración umbilical.
Los hijos para algo,
el amor para algo,
el trabajo para algo.
Prohibida la duda de raíz,
el agrado por encargo,
el monedero y el futuro.
El destino con traje de chaqueta,
la ropa que encoge y que destiñe,
la lavadora y todo lo limpio.
Prohibida la búsqueda de techo insuficiente,
la mesa torcida y el plato vacío,
la última moda y la apariencia.
Prohibido planear mientras se escucha,
la máquina frente al trabajo,
el trabajo frente a la vida.
Prohibido creer que no merecemos la supervivencia.
Pagar por hambre,
por tener que alimentarse.
Pido permiso a la más alta instancia que conozco,
ausente y olvidada por el peso de los otros.
Me pido permiso
para vivir.