No somos de la generación de los emoticonos. Lloramos tras los armarios, reímos en las ventanas, gritamos al panadero, sacamos la lengua a los amigos, y guiñamos a los niños. Así, en vivo, en directo. Cada vez el teclado me parece un pasatiempo más estúpido, más ajeno y más ridículo. Lo uso porque apretar el lápiz me da dolor de brazo. Reclamo más cartas con sello, más hojas con tachones. No esconder el error que es nuestro gran logro.
viernes, 27 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hasta el pecado se ha hecho sangre...
Publicar un comentario