Sin tiempo y sin manzanas,
desnuda en el frío que no sé medir,
rechazo toda escala, peso y longitud
que delimite el futuro intersecto de nuestros cuerpos;
la frontera inseparable,
pies cubiertos,
manos cubiertas
por tu piel de exactas paralelas dimensiones.
He visto la verdad en tus ojos y caderas,
la verdad en el hilo que teje
la bufanda cálida e intemporal que nos arropa.
No imagino despertares sin tu abrazo enredadera.
No imagino el volver opaco
a los días sin humor y fuerza rítmica.
Eres la música de mi sordera,
la paz de chocolate,
el verano y las manzanas.
Fruta azucarada,
guirnalda mostaza entre los árboles que rebosan casas,
hogares brasero enamorado,
en el que habitan todos mis bosques del deseo y la conciencia.
viernes, 8 de julio de 2011
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1 comentario:
Qué verdadera preciosidad, Silvia.
Un abrazo grande.
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