martes, 31 de enero de 2012

Así funciona

Hay un cuaderno sin pauta dentro de mi boca. 

jueves, 26 de enero de 2012

La grieta


He llegado hasta aquí. 
Con el temor del parto de una madre
abierto el vientre y vuelto a grapar.
Con el ansia de apellido de la línea paterna
y sabiendo que no soy hombre. 

He crecido hasta aquí. 
Con las mentiras y las putas de mi abuelo.
Con las esperas de su esposa
barriendo el hospital   
para pagar la cama en la que reventaban 
las quemaduras de su hija quemada. 

He vivido hasta aquí. 
La hipocondria de otras cuantas madres, 
el exceso de leche artificial 
y el amor, a su suerte, el amor a su suerte. 

He llegado. 
Tras los hijos malogrados que escondió mi madre, 
la gemela que nació cinco años tarde. 
Tras las horas de trabajo y ambición
en dos negocios y dos cárceles. 
Los paseos con extraños 
amorosos mercenarios de mi mano; 
y todo lo que no supe explicar
con una boca repleta de palabras. 

He llegado. 
Contenida en un cuerpo que reacciona como un río 
ajeno a un cauce.
Los hombres apuntalándome creyéndome edificio. 
Y yo soy la grieta. 
Soy la grieta con el puente de madera y cuerdas,
la que da la mano al último suicida.
Condenada a entender el secreto del hielo 
y a trasladar el peso de otros donde no pueda ser visto. 

Aparentemente cuerda,
me esfuerzo en no matar. 
He aprendido a manejar los cubiertos de ensalada, 
a contar los dientes mientras escondo los cuchillos 
y las madres parten carne con tijeras. 

He llegado aquí.
Y hoy busco un paso que no contenga huellas. 

martes, 24 de enero de 2012

Las yemas

Foto: Saioa González


Has tocado el hueco agrio entre tus piernas. 
Lo prohibido. 
Amanece y rezas. 
Tú, mujer cobarde
enseñas la bondad, a los niños la bondad. 
El miedo a ser mujer en esta época. 
El miedo a soltar la cuerda, 
que lluevan  ángeles para aplastar tu penitencia. 
Poemas a los hombres que no te amarán nunca. 
Poemas a los dioses que inventamos. 
No hay placer bajo tus sábanas. 
Esperas la vejez para ser madre de todas tus hermanas. 
Romperás los hierros  que te clausuran
por un instante. 
Un temblor, 
y tu aire fuera de la cárcel.
Solo culpa. 
Te miran las imágenes de tus silencios. 
Llueven ángeles.