jueves, 30 de junio de 2011


Primavera.

Las flores deben
matar el tallo impar
que las oprime. 

miércoles, 29 de junio de 2011

Verano.

Mujer solsticio,
hágase el verano
entre tus piernas.

martes, 28 de junio de 2011

Es

La certeza es el hilo de tus dedos. 

La certeza es el puente mecedora en tu mirarme. 

La certeza es tu cadera, hueso y estructura de edificio. 

La certeza es la palabra, el humor y la verdad.

La certeza es el paso que confunde los relojes. 

La certeza es la poesía, instrumento volador de lo inefable. 

La certeza es el hoy, el después, y todos los pronombres. 

La certeza, la certeza, fruta, ardor, amor y bosque;

donde nos perdemos y comemos el pan de ida 

y el mar de vuelta. 

lunes, 27 de junio de 2011

No me busquéis en mi cuerpo.

En respuesta a todos los imbéciles que han mirado y tocado sin amor.
A todos los imbéciles que han amado con manos torpes y exigencia.
A los que cogieron hasta la raíz de mi pelo y alma
para tirar y dejar calva la cordura que me revolotea a veces.
Os digo que, en vuestra contra y a mi favor,
voy a dedicarme al amor;
completo, real, generoso,
canónico, proporcionado,
extensivo y volador.
Desde este minuto 27
no me busquéis en mi cuerpo,
que os entregué con la inocencia de lo potencial.
No me busquéis,
porque mi casa está en el hueco de otro hombre.

jueves, 23 de junio de 2011

domingo, 19 de junio de 2011

El tiempo.

"Moi, si j'avais 53 minutes à dépenser
je marcherais tout doucement vers une fontaine"
 (Antoine de Saint-Exupéry)

viernes, 17 de junio de 2011

Llorar y sol

Mis horas van de lo que intento,
del cada día levantarse
obligada a decir,
atrapada en el trabajo de comunicar
en 300 folios y un solo libro
la historia de las horas, la duda,
la huida, la fobia, el insulto,
el sentimiento inútil en el pecho y en la palabra.
Mis horas van de lo que se esperaba de mí
y no fui ni seré nunca,
de cómo perdí la lucidez, la voluntad, el motivo,
de cómo arrancaron y dejé arrancar
todo lo válido y la cadena de ilusiones
que marcaba el paso de un futuro
reformulado tantas veces.
Mis horas van del engranaje de propuestas y soluciones.
Con cada bombilla roto el filamento de mis venas,
el grito, la espera,
el muelle de la otra espera expectante
al final del estrépito,
fracaso impar y solitario.
Porque mi fracaso no es de nadie,
no se puede denunciar, criticar, satirizar.
Es mío.
Construido firmemente en la falta de fuerza,
mi fracaso es un éxito en el intento, longitud y dimensiones.
No obstante,
pide producto, pide producto.
Y me grita que todos me saltan.
Soy el obstáculo de piedra metalizada,
el más irrompible e impasivo.
Ya no es hacer,
está dentro la impotencia sólida,
cimiento hormigonado,
anclado en hierro carcelero de mi tiempo.
El viento ha tirado todas las casas
que construyo cada año que pierdo en construir,
y el no poder no se ha movido
a ese lugar donde uno se engaña a sí mismo,
donde las casas brotan sin sal o agua.
Estoy rompiendo minuciosamente
el cruce y fluir de los ríos rojos que me conforman.
Estoy agotando las horas de aire
en páginas y mundos gráficos.
Estoy fingiendo posición en el mapa
cuando habito bajo la línea que separa dimensiones.
La línea que no es un país,
no es otro país,
es quizás un hilo funambulista
por el que bailo sin saber mas que llorar
y ponerme al sol.
Llorar y sol.
Llorar y sol.

jueves, 16 de junio de 2011

Asesinatos correlativos

Nos hemos cansado
de meter la cabeza en la máquina de fotocopias.
Nos hemos cansado
de los médicos y sus recetas de cura crónica.
Nos cansamos ayer de llorar al padre
y a sus expectativas de mujer y éxito.
Nos cansamos de poetas sin espejo,
de las sandeces humanitarias,
y de las listas
de la compra,
de pros y contras,
de nombres de hijos proyectados,
testamentos y últimas voluntades.
Cansados hoy de bañadores y carteles de rebajas,
de picar billetes en túneles.
Cansados de la escarcha en la sección de congelados,
de tocar genitales, corazón helado.
Nos hartamos de escuchar a otros
para evitar nuestras verdades,
pintarnos los bordes de las manos
y dormir armados,
lavarnos los dientes y los ojos
del insulto más insoportable:
fingir felicidades de once letras.
Cansada yo de evitar el yo diluido en bebidas crudas.
Antítesis y sinónimo de pocas palabras,
silencioso, amanecer post-coito.
El desastre trepador espera decisiones.
Cambiar el pensamiento bipolar
que descansa en los palacios.
Asomados hombres de cuatro sueldos,
cargos, bolsas, ojeras,
robo a cuatro manos.
Alégrate ciudadano
de tu condición,
de tu nómina revolucionaria
desglosada hasta los tres últimos céntimos.
Que sí, que estamos hartos,
de crecer en la duda de la buena educación y lo correcto.
Pienso cada noche en diez o doce asesinatos
correlativos.

Miedo a.

Al eclipse y a Macario:

Hemos llorado todos los que tenemos ojos.
Hemos llorado con el vientre, con las manos y los labios
prestados un instante
por el dolor climático.
Nubes densas,
eléctrica somnolencia de bostezo.
Abrimos la boca para dejar entrar todas las moscas,
arañas y telas.
Abrimos la boca y vestimos el aire de palabras ácidas
que orinan serpiente y desencanto.
La metáfora que explica
el desarreglo hormonal del pensamiento
y monarquía contemporánea.
Nos viene el frío regalado en botellas
con mar y mensaje desarmado.
Romper cristales y matar al del castillo.
Matarle lento,
tirarle al foso,
comerle a trozos los cocodrilos,
arrancar dientes y estómago a cada criatura inocente
para hacer dos monstruos con miedo a.

Sin el permiso del autor

A Silvia

Aún no te has tomado la molestia de leerme.
Me has oído recitar, como a otros, por los bares,
pero no me has entendido de verdad, porque al mirarme
siempre hay un porcentaje que se pierde
por observar los labios, los dientes, las orejas;
porque aún no te has tomado la molestia de leerme. 

Y yo no soy mis labios
y yo no soy mis dientes
y no soy mis orejas
y ni siquiera soy mis ojos. 

Porque habito detrás de unas pupilas, como todos,
y desde allí organizo mis ideas y mis melancolías
y desde allí construyo a veces torres y a veces parapetos
y desde allí observo tus verbos asombrosos. 

Y para estar tú detrás de mis pupilas
tengo que estar primero yo detrás de tus pupilas
porque me mires tan fijamente que me leas
para que veas que, en el fondo, la tuya y la mía
son dos almas gemelas, no como todas, yo ya lo sé
porque ya yo me he tomado la molestia de leerte.


Pablo Cortina.

sábado, 4 de junio de 2011

Contar con los dedos

El nombre que pronuncias se pasea por tus dientes.
Dudosamente acierta a recordar el blanco en tales ilusiones.
Acantilado de mis noches que no terminan de matar al ojo.
Mirar es un privilegio.
Amar es un privilegio,
romper pestañas y no poner cortina
a la censura demencial de la moderna jerarquía.
Lo frágil es ahora la roca, 
acumular algas, músculo y crustáceos. 
Parecer rompernos con la mirada del poder agudo. 
Y crecer ciempiés en cada trozo. 
Apartada burocracia de los amaneceres plenos,
el conteo de billetes alejando miradas y tardes poderosas, 
donde las reuniones consiguen reclutar espectadores 
y no participantes. 
Donde las reuniones dan palabra al ego y no a la palabra.
Es terreno de los huesos, 
saber ser todos, saber ser una voluntad,
arena instinto del hilo versátil
con el que fabrican armas marioneta.
Bailan solas hasta el borde de la lágrima.
Nada es autobiográfico, pasivo y solitario.
Se salta, se empaña,
se sustenta y vive una invención desesperada.
Las recoge el brazo, las palabras las recoge el brazo,
Nos sentamos a esperarlas en las plazas,
dormimos a esperarlas en las plazas.
Vaciamos el espacio que dejan las ideas
al volverse acción ilusionada. 
Dispersamos las leyes de los libros y los números
para resolverlas con la fuerza de unas manos. 


miércoles, 1 de junio de 2011