lunes, 4 de julio de 2011

La absurda heroína

Soy la absurda heroína de mi drama cotidiano,
la bandera en el Everest y perder todos los dedos. 
Sé salvar el triste bucle, 
desarraigar el ancla del pez muerto, 
cazado por cebo de mosca y vida de un sólo día. 
Soy la socorrista de mi derrota. 
La mano tendida tira el cuchillo de lágrima, 
metal sin afilar, cuerno cortado, 
torero bailarín de traje ridículo 
y arena en las manoletinas. 
Yo, la que se rinde en el duelo de espejos,
tira el revólver, pisa la hormiga.
Música de fondo. 
Me suicido cada día y me resucito con palabras, 
las mismas que me aniquilan el ánimo. 
Yo me distraigo y me obligo a existir, 
me obligo a seguir al borde de la cornisa frágil 
que construye el pensamiento. 
Soy la arena de mi propio fango, 
la mano que me empuja al precipicio de un sólo escalón.
Y qué alto, qué alto parece el mundo 
caracol de pasos rápidos, 
hámster en su rueda, 
y pista laberíntica de rata blanca. 
Soy el punto de usted está aquí y Dios en todas partes. 
Soy el punto de ninguna parte y Dios en todas partes. 

2 comentarios:

Helenaconh dijo...

es reconfortante, porque si no...

Giovanni-Collazos dijo...

"Me suicido cada día y me resucito con palabras,
las mismas que me aniquilan el ánimo.
Yo me distraigo y me obligo a existir,
me obligo a seguir al borde de la cornisa frágil
que construye el pensamiento"


Yo también me obligo a existir.

Besos.

Gio.