domingo, 11 de diciembre de 2011

La letra pequeña de todos los contratos

Nunca descanso.
Pienso antes de dormir, 
al despertarme, 
cuando no quiero pensar.

Sostengo el cuello rígido, 
y un paso a nivel
en las arrugas de la frente.
Llego a un cuerpo agrio, 
que creció y envejecerá rápido. 

Lleva un jersey de venas quietas,
un disfraz de invierno, 
sobre un volcán de lana de roca. 
A veces crisálida, 
a veces mariposa
que no levanta el vuelo 
porque alguien apretó ahí, 
y cayó todo el pigmento
con ese pez lanzado fuera.

En su naufragio llora.
Duele para recordar a gritos de músculo 
que está ahí, 
que es la otra mitad del mapa, 
apenas explorado.

Mi cuerpo. 
Ese actor entre los créditos,
finalista sin mención de aquel premio, 
la letra pequeña de todos los contratos. 

2 comentarios:

Volianihil dijo...

Delicioso, aunque tan sólo por estar y decir es imposible ver(te) como la "otra" parte minúscula, al contrario. No hay asterisco y si lo es, posiblemente sea más grande que el propio contrato, no en tamaño, pero sí en importancia.

Roberto Tega dijo...

El cuerpo, la nave que nos lleva...
La letra pequeña... muy buena metáfora.

Un saludo!