miércoles, 4 de mayo de 2011

Lorca tuvo que ser peluquero

Quiero ser bisílabo
Saltar las páginas,
porque andar de puntillas
es lo que me necesita el pie,
y el cuerpo,
las escamas, el dragón, el pez,
el manejo del cuchillo de los malos
que no son los indios de larga cabellera.
Lo monótono del cabalgar en tu desierto.
Invento hombres, oasis de mis nervios,
musas de sexo alargado.
Hago panes de plastilina,
coso negro sobre blanco
para ver bocas cerradas.
Casarnos hoy en zapatillas,
no ser marido de nadie en los espejos,
la cartera abierta,
banco libre,
plátanos y trabalenguas.
La habilidad perfecta de las rosquillas
madre y abuela para todo.
Tienes el poder de cambiar el nombre a las croquetas,
montarte en la moto de erre intensa,
esconder serpientes en la cama que te desnuda.
El poder indefenso de un vestido blanco,
la raya de mofeta
que dibuja en tu espalda el desaliento.
Se me ha olvidado respirar,
bucear sí sé,
esperar si sé.
58 faldas y escondernos.
En este lugar exacto,
mi peluquero se ha quedado calvo,
preparado para cortar puntas de 4 dedos,
despedida de soltera,
excusa perfecta para no encontrarse,
perderse en otro y su deseo.

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