jueves, 4 de agosto de 2011

No es locura porque no quiero dejarla ser

Tanto a estar en otro lugar distinto al que me plantea el espacio,
tanto a mirar pared y techo por el encierro que me impongo,
he aprendido. 
Y revuelvo el pelo, 
coleta uniforme, 
faena sin oreja ni pañuelo. 
Y revuelvo árboles, 
adelanto páginas,  
quedándome en la máquina de sujetar pies. 
A mirar, he aprendido, 
a leer a vuelo raso
horizontes pautados en cuadernos, 
a fingir ocupaciones, rellenar agendas, 
responder preguntas para cuándo. 
He aprendido a pensar en la otra mano de la partitura. 
Porque yo no he escrito esta música que se me impone.
Y no entiendo de ritmos y no pretendo nada más 
que librarme de la culpa de no llegar a ser 
lo que puede contarse hablando. 
Nadar un día y otro día, en la deriva de esta cabeza,
preguntándome en qué piensa la gente libre de sí misma. 

3 comentarios:

Isabel Tejada Balsas dijo...

Nadar un día y otro día, en la deriva de esta cabeza,
preguntándome en qué piensa la gente libre de sí misma.

Caos dijo...

¿Hay gente libre de sí misma?

No sé si envidiarlos, o sentir lástima de ellos.

Beso.

Montoya dijo...

el amor, es el deseo de salir de uno mismo dijeron alguna vez...

abrazo!